Eternal Strands tenía la promesa de ser un título revolucionario dentro del género de los RPG de acción y mundo abierto. Con un apartado visual imponente y mecánicas que parecían innovadoras, se presentaba como una apuesta sólida. Sin embargo, lo que debería haber sido un mundo de magia y exploración se convierte rápidamente en una experiencia lastrada por limitaciones técnicas y narrativas que impiden que el juego alcance su verdadero potencial.
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Un entorno agradable, pero vacío

A primera vista, el mundo de Eternal Strands deslumbra con paisajes hermosos y una ambientación que recuerda a las grandes epopeyas de la fantasía. La historia nos sumerge en una tierra devastada por el caos, donde Brynn, una poderosa tejedora capaz de manipular los elementos, busca restaurar el equilibrio en el reino. La idea es interesante, pero su ejecución deja mucho que desear. Aunque el juego promete un mundo vasto y lleno de posibilidades, en la práctica nos encontramos con barreras invisibles que coartan la exploración y rompen la inmersión. Cada intento de explorar más allá de los límites predefinidos por los desarrolladores se ve frustrado por muros invisibles o largos tiempos de carga entre zonas. Esto limita la sensación de libertad, uno de los principales atractivos de los juegos de mundo abierto.
Mecánicas y Combate poco atractivas

Brynn tiene habilidades que deberían hacer de la exploración y el combate algo dinámico: una capa mágica que le permite manipular elementos y estructuras, escalar grandes alturas y lanzar poderosos ataques elementales. No obstante, en la práctica, estas mecánicas resultan torpes y mal equilibradas. El sistema de escalada, en lugar de sentirse ágil y fluido, es errático. En combate, Brynn tiende a aferrarse involuntariamente a estructuras cercanas en medio de un enfrentamiento, lo que arruina el ritmo de la pelea. Los ataques, que podrían haber sido su salvación, resultan monótonos debido a su facilidad de abuso: una vez desbloqueadas las habilidades adecuadas, los enemigos se convierten en meros obstáculos que se pueden esquivar en lugar de desafíos reales.
El sistema de guardado tampoco ayuda. Al morir, pierdes objetos importantes y solo puedes recuperar algunos, lo que hace que el proceso de aprendizaje se vuelva más frustrante que satisfactorio. Un diseño de puntos de control más justo habría mejorado la experiencia general.
Batallas Contra Jefes: Lo mejor del juego

Si hay algo que Eternal Strands hace bien, son sus batallas contra jefes colosales. Estas peleas rompen con la monotonía del combate habitual, obligando a los jugadores a usar sus habilidades de forma estratégica. Aquí es donde el sistema de escalada brilla: trepar por el cuerpo de un colosal enemigo y aprovechar los poderes elementales para encontrar puntos débiles resulta en algunas de las secciones más memorables del juego. Es en estos momentos cuando el potencial del sistema de combate se deja ver, aunque nunca termina de despegar del todo.
Crafteo bastante limitado
El crafteo es otro de los aspectos que deja mucho que desear. Solo se puede acceder a esta mecánica al volver a la base, donde los NPCs se encargan de fabricar mejoras para el equipo. El problema es que la recolección de materiales está mal equilibrada: encontrar los recursos adecuados se convierte en una tarea tediosa y, en muchas ocasiones, más frustrante que entretenida. La limitación de almacenamiento es un problema constante que obliga a tomar decisiones que no siempre tienen sentido dentro del mundo de juego.
Personajes y Narrativa irrelevantes y muy olvidables

El mundo de Eternal Strands está habitado por NPCs que parecen más decorativos que interesantes. Si bien el diseño visual de los personajes es atractivo, su personalidad y diálogos carecen de profundidad. La historia, que debería sostener la experiencia, avanza con una lentitud exasperante y no consigue conectar emocionalmente con el jugador. La presentación también deja que desear: las escenas de diálogo suelen volverse caóticas, con múltiples personajes hablando al mismo tiempo, lo que dificulta seguir la trama y le resta impacto a los momentos clave.
Conclusión
Eternal Strands tenía todos los ingredientes para ser una joya del género, pero sus fallas en la exploración, la fluidez del combate y la narrativa la convierten en una experiencia que no logra cumplir con las expectativas. Si bien tiene algunos momentos espectaculares en las batallas contra jefes y un apartado visual destacable, sus carencias en el diseño del mundo y la mecánica de juego impiden que se convierta en el hito que pudo haber sido. Si buscas una experiencia de mundo abierto verdaderamente inmersiva y desafiante, es probable que este título te deje con ganas de más.
Puntos Positivos
- Apartado visual impresionante: Escenarios y personajes bien diseñados, con efectos de iluminación llamativos.
- Combates contra criaturas colosales: Enfrentar dragones y gigantes recuerda a Shadow of the Colossus, con mecánicas de escalada y estrategia bien planteadas.
Puntos Negativos
- Exploración limitada: Pese a su mundo amplio, las barreras invisibles y las pantallas de carga perjudican la experiencia.
- Combate repetitivo y poco pulido: El sistema de pelea puede resultar monótono y frustrante por mecánicas torpes.
- Crafteo poco intuitivo y restrictivo: Te obliga a hacer constantes viajes a la base, rompiendo el ritmo de juego.
- Personajes olvidables y una historia sin gancho: Una narrativa prometedora que nunca despega y personajes sin carisma ni profundidad.
- Traducción ausente en español: Si no dominas los idiomas en los que está disponible, seguir la historia será complicado.
Eternal Strands apunta alto, pero sus propias limitaciones lo mantienen en la sombra de los grandes RPGs de acción. Visualmente imponente, pero con una jugabilidad que no logra estar a la altura.