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Impresiones Call of Duty Black Ops 7 Beta – Aún divertido pero conformista

La beta de Call of Duty: Black Ops 7 confirma lo que muchos ya temían: Treyarch y Activision han caído en el ciclo de su propio conformismo. Lo que en su momento fue la fórmula más exitosa del multijugador moderno, hoy se siente desgastado, predecible y con una preocupante falta de identidad.
La estructura de siempre sigue ahí —Duelo por Equipos, Dominio, Punto Caliente— con partidas rápidas y frenesí constante. Es el mismo esquema que funciona desde hace más de una década. Pero lo que antes era adictivo, ahora se percibe como rutina.

El mayor mérito del multijugador de Call of Duty sigue siendo su base: el gunplay es sólido, el ritmo es impecable y la respuesta de los controles, inmediata. Pero cuando una saga vive únicamente de su propio impulso, el desgaste se hace inevitable. El problema no está en cómo dispara o cómo se siente, sino en que todo eso ya lo hemos jugado demasiadas veces.

Cambios superficiales, misma sensación

La beta introduce regresa cono uno de los recientes añadidos como el “omnimovimiento”, mejoras en el esprint táctico y ajustes de optimización que permiten personalizar rachas de puntos y ventajas de campo. También se añaden saltos de pared, aunque sin llegar al wallrunning de Black Ops III. Son cambios cosméticos, más pensados para aparentar evolución que para transformar realmente la experiencia.

El gunplay sigue siendo correcto, pero sin matices ni personalidad. Lo peor es que el TTK (Time to Kill) es exageradamente bajo: se mata y se muere en cuestión de milisegundos. Esa decisión convierte el combate en una carrera de reflejos donde el más mínimo error cuesta la vida, lo que contradice el supuesto espíritu casual que siempre ha caracterizado a Call of Duty. En la práctica, la beta exige una precisión y un nivel de habilidad que la mayoría de su público objetivo no busca.

Un título que llegaría sin alma ni identidad

La ambientación futurista de Black Ops 7, situada en el año 2035, es una oportunidad desaprovechada. Lo que podría haber sido un escenario cargado de identidad se queda en un futuro genérico, frío y sin personalidad. Nada que ver con la ambición estética de Black Ops II o III, que lograron proponer visiones futuristas memorables. Aquí todo parece un decorado provisional, una excusa para justificar la ambientación.

Este vacío visual y temático contribuye a una sensación general de indiferencia. No hay identidad, no hay riesgo, y lo peor: no hay propósito. Es como si la saga se conformara con apelar a sus viejas glorias, sin arriesgarse a proponer algo nuevo

Modo Zombis: un déjà vu que no sorprende

En la beta también se incluyó el modo Zombis, con el mapa Cenizas de los Condenados, promocionado como el más grande de toda la saga. Sobre el papel, suena prometedor. En la práctica, es más de lo mismo con un envoltorio más grande. El mapa es extenso al punto de requerir vehículos, pero su tamaño no se traduce en mejores sensaciones de juego.

La historia continúa los eventos de Black Ops 6, con los personajes arrastrados al Éter Oscuro y reencontrándose con versiones alternativas de los clásicos héroes de la saga. Es un guiño nostálgico, pero la narrativa apenas sostiene el interés.
El verdadero problema está en la jugabilidad: las mecánicas heredadas de Warzone —como el looteo constante, las placas de armadura y el sistema de rarezas— rompen el ritmo natural del modo. Lo que antes era pura supervivencia y tensión, ahora se convierte en una gestión innecesaria de inventario. El exceso de sistemas hace que la esencia se diluya.

El modo de Supervivencia ofrece algo más cercano al espíritu clásico, con escenarios confinados y acción directa. La Granja Vandorn, un remake de TranZit de Black Ops II, recupera esa diversión simple que definió los mejores momentos del modo Zombis. Pero ni siquiera eso logra alcanzar el nivel de excelencia de mapas legendarios como Mob of the Dead u Origins. Treyarch parece atrapada entre su propia nostalgia y la necesidad de mantener viva una fórmula que ya no respira.

Un producto atrapado en su propia rutina

La beta deja claro que Black Ops 7 no es un desastre, pero tampoco una evolución. Cumple con lo que se espera de un Call of Duty, sin más. Es un producto funcional, pulido y técnicamente competente, pero carente de alma.
En un mercado cada vez más competitivo, con Battlefield 6 al acecho, Activision no puede seguir lanzando juegos que solo “cumplen”. La propia compañía parece consciente de ello: ofrecer una prueba gratuita de Black Ops 6 justo en la semana de lanzamiento de su competencia es una jugada desesperada, casi una admisión de inseguridad.

El problema de fondo no está en los parches o en el equilibrio de armas. Está en la dirección creativa. Call of Duty ha dejado de ser una saga que marca tendencias para convertirse en una que las sigue. Y eso, para una franquicia que definió el estándar del multijugador moderno, es un síntoma preocupante.

La beta de Call of Duty: Black Ops 7 muestra un juego sólido pero estancado. Sus virtudes son las mismas de siempre, y sus defectos también. No hay innovación real, ni un intento de reinventar su estructura. El resultado es un título atrapado entre la tradición y el miedo a evolucionar.

No creo que Black Ops 7 vaya a ser mal juego , pero tampoco es el que la saga y los jugadores necesita en 2025. Funciona, entretiene y cumple, pero no emociona. La saga ya no es que simplemente necesite salir de este estancamiento, sino que le urge un descanso. Porque cuando una franquicia vive solo de la inercia, tarde o temprano esa inercia se agota.

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