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Reseñas

Reseña – Steel Seed un juego sin enfoque ni identidad

Ya hemos visto cómo los videojuegos independientes intentan destacar con propuestas únicas o al menos bien delimitadas. Llega Steel Seed con una fórmula que parece pensada con una ruleta de géneros. ¿Sigilo? Lo tiene. ¿Combate? También. ¿Parkour? Claro. ¿Exploración, plataformas, un árbol de habilidades y una narrativa futurista? Todo eso también. El problema es que ninguno de esos elementos está bien trabajado. No hay enfoque. No hay dirección. No hay alma. Steel Seed es el ejemplo perfecto de un proyecto que pretende ser ambicioso, pero termina hundido en una ejecución superficial y desordenada.

Jugabilidad que quiere hacer de todo… sin lograr nada

steel seed

La base jugable de Steel Seed es un caos de géneros y mecánicas que nunca terminan de cuajar. El sistema de sigilo es rudimentario, con una inteligencia artificial que parece diseñada para perder. Los enemigos siguen patrones tan evidentes que hasta jugar mal te da ventaja. No hay sensación de peligro, no hay estrategia, y lo poco que se puede “disfrutar” termina repitiéndose sin variaciones.

El combate tampoco levanta cabeza. Mecánicas básicas, respuesta floja y un ritmo lento hacen que cada enfrentamiento se sienta como una obligación en lugar de una oportunidad de brillar. Da igual si esquivas, golpeas o usas habilidades: todo es predecible, fácil y sin impacto.

Un sistema RPG sin sentido ni recompensa

Steel Seed incluye un árbol de habilidades que, en teoría, debería personalizar tu estilo de juego. Pero en la práctica, no cambia absolutamente nada. Las mejoras son irrelevantes, la progresión es nula, y lo peor de todo: las habilidades no se desbloquean con experiencia, sino a través de desafíos torpes y artificiales que no tienen relación con tu forma de jugar.

En lugar de sentir que evolucionas, da la impresión de que el juego te castiga con misiones secundarias mal diseñadas solo para darte un par de estadísticas inútiles. Es frustrante, lento y completamente desconectado del resto del juego.

Una historia que no despierta ni curiosidad

Narrativamente, el juego arranca con una premisa típica: el mundo se fue al carajo, las máquinas dominan la superficie y tú eres la última esperanza en un conflicto entre humanos y tecnología. Hasta ahí, todo bien. El problema es que la historia no desarrolla nada. No hay personajes memorables, no hay sorpresas, y no hay motivación para seguir adelante.

La protagonista, lejos de ser un ancla emocional, se convierte en una molestia constante. Habla sola a cada rato, interrumpe cualquier intento de inmersión y sus comentarios carecen totalmente de peso. Son frases vacías, obvias y sin gracia que solo están ahí para rellenar silencios.

Apartado visual aceptable… pero con un rendimiento lamentable

Uno de los pocos puntos donde Steel Seed intenta brillar es en su dirección artística. Algunos escenarios subterráneos tienen una atmósfera interesante, con estructuras metálicas, luces frías y un diseño visual coherente. No es impresionante, pero cumple.

El verdadero problema está en el rendimiento. En PC, el juego sufre caídas de frames, stuttering constante y tiempos de carga excesivos, incluso en equipos de gama media y alta. Y lo peor de todo: no hay razón para ello. El apartado gráfico es decente, pero está lejos de exigir grandes recursos. Simplemente, está mal optimizado.

La música de fondo es tan genérica como olvidable. Hay intentos de ambientación con sintetizadores y efectos metálicos, pero todo suena como un borrador. No hay melodías memorables, no hay momentos donde el audio refuerce la tensión, y muchas veces ni siquiera se percibe. Pasa desapercibida como todo lo demás.

Un ejemplo claro de por qué menos es más

Steel Seed fracasa por querer ser más de lo que puede manejar. En lugar de enfocarse en una o dos mecánicas sólidas, opta por lanzar una ensalada de sistemas mal implementados. El sigilo, el combate, el parkour, la progresión y la narrativa están todos presentes… pero todos fallan.

El resultado es un juego sin identidad. Uno que no sabe qué quiere ser y que, por lo tanto, no logra ser nada. Es frustrante ver cómo una idea con potencial se desperdicia por falta de enfoque y por intentar impresionar a todos con muy poco.

Veredicto final

Steel Seed es una lección de lo que no se debe hacer en el desarrollo de un videojuego: intentar abarcar demasiado sin tener bases firmes. No es que falle en una sola cosa. Falla en todo. Su jugabilidad es torpe, su historia es insípida, su rendimiento es terrible y su diseño de niveles no tiene dirección.

Salvo por algunos escenarios visualmente atractivos y un par de secuencias de acción que levantan el ritmo durante breves minutos, no hay absolutamente nada que justifique jugarlo.

Steel Seed no es un mal juego porque lo intente y no lo logre. Es un mal juego porque nunca supo qué quería ser.

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