Reseña de Everybody’s Gone To The Rapture, la nueva aventura de The Chinese Room.

Reseña de Everybody’s Gone To The Rapture, la nueva aventura de The Chinese Room.

The Chinese Room, estudio creador del juego en cuestión, Everybody’s Gone To The Rapture, se hizo conocido en el género de las aventuras gráficas con su anterior juego, Dear Esther. Vimos en la pasada E3 del 2014, en la conferencia de Sony, un pequeño tráiler, extremadamente reservado, de su nueva IP, lo cual generó bastante expectación en los seguidores. Como siempre, esta reseña se dividirá en los aspectos de siempre, Historia, Jugabilidad, Sonido y Gráficos. Sin más preámbulos, pasemos a la reseña.

Historia.

La trama del juego sitúa al jugador como una persona misteriosa, cuya identidad nunca es revelada directamente al jugador. En el condado de Shropshire, Inglaterra, en el pueblo de Yaughton, donde ocurrió lo que un personaje clave llamó «El Acontecimiento», y ese suceso, es El fin del mundo. Pero no es el fin como normalmente lo imaginaríamos, o como otros juegos lo presentaron. No es como la calamidad de Bastion, o el bombardeo nuclear de Fallout, si no, algo llamado «El patrón», lo que hizo desaparecer toda la vida, y se extendió más allá del valle donde se encuentra Yaughton, haciendo lo mismo con el resto del mundo.

Nosotros no tendremos que salvar al mundo, o destruir al patrón, simplemente, reconstruiremos las historias de los habitantes más relevantes de Yaughton, y sus decisiones ante el conocimiento de esto. Nosotros seremos guiados a través del juego por una misteriosa luz, la cual nos permite escuchar y ver una silueta de las personas a las que remembra cada luz en particular. Además, también podremos investigar el mundo para encontrar teléfonos y radios, o algunas remembranzas de los habitantes que no son las principales, y amplían bastante la historia, así como las radios se centran en un personaje, los teléfonos contienen testimonios de varios.

Jugabilidad.

Obviamente este es su aspecto menos pulido. Nuestras interacciones se limitan a movernos y observar con los dos sticks del Joystick, un botón de interacción, y el Sixaxis para interactuar con las luces que nos remembran a los personajes.

Aunque al ser una aventura gráfica, tampoco necesita de una jugabilidad con amplios movimientos o interacciones, al fin y al cabo, en este género lo más importante es su argumento. Aunque sí es cierto que en otras aventuras, las de Quantic Dream concretamente, hay una jugabilidad mucho más producida, basándose en los QTE’s, aunque el estilo de Everybody’s Gone To The Rapture es similar al del otro juego del estudio, Dear Esther.

Aunque la velocidad de movimiento pudo haber sido mayor, dado que algunas veces tendremos lugares para explorar que nos toma mucho tiempo al paso del personaje, y puede llegar a desviarnos de la aventura.

Sonido

Es correcto afirmar que la Banda Sonora de Everybody’s Gone To The Rapture se cataloga entre las mejores de este año, y personalmente, uno de los mejores soundtracks que escuché.

Cada momento, tenso, dramático, de suspenso o simplemente de exploración tiene un tono diferente, pasando de altos tenores, a sutiles notas de violín, encajando perfectamente con la situación, aunque a veces puede ocurrir que al desviarse al explorar, la música se detenga, dejando un vacío en la experiencia.

Además, las voces del juego están disponibles en distintos idiomas, al igual que los subtítulos, aunque lo más recomendable es jugarlo con las voces en inglés.

También, en ocasiones, podemos escuchar distintos sonidos en off, como rechinadas de puertas, o sonidos toscos de caídas de objetos, para mantener al jugador atento a su alrededor.

Gráficos

Otro de los elementos estrella del juego. El uso del CryEngine les permitió a los desarrolladores crear un ambiente realmente excelente, con detalles en las casas, jardines, caminos y una iluminación perfecta, creando un ambiente británico sublime.

Su paleta de colores es bastante amplia, y no se estanca en un solo color, cambiando su disposición dependiendo de nuestra ubicación en el juego, con más grises en la ciudad, verdes y amarillos en los campos y bosques.