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Una consola esperada… y polémica
El lanzamiento de la Nintendo Switch 2 fue uno de los eventos más esperados de la industria, tras casi ocho años sin nuevo hardware por parte de Nintendo. La expectativa era alta: se prometía una consola más potente, con mejor rendimiento y nuevas posibilidades tanto para juegos originales como para remakes de clásicos.
Pero a solo dos semanas de su llegada al mercado, la Switch 2 ya está envuelta en controversia. Políticas de uso cuestionables, licencias restrictivas, hardware deficiente y precios excesivos plantean una pregunta incómoda: ¿por qué se le perdona tanto a Nintendo?
Una presentación cuidadosamente manipulada

Durante la presentación oficial, Nintendo destacó la potencia del nuevo hardware, las funciones renovadas de los Joy-Con, la duración de la batería y una línea de juegos disponibles desde el primer día. Sin embargo, omitió deliberadamente detalles cruciales: el precio de los juegos, las políticas de uso del software y hardware externo, y cómo se vendería la consola en cada región.
Estos datos no se conocieron hasta días después y gracias a fuentes externas. Nintendo sabía perfectamente que, de haberse anunciado en la presentación, habrían apagado el entusiasmo generado por su campaña de marketing perfectamente orquestada.
Un precio exagerado validado por el número de ventas
Mario Kart World llegó con un precio oficial de 90 dólares, un costo injustificable incluso para un título sólido. No es un juego triple A, no está repleto de contenido ni aprovecha al máximo el nuevo hardware. Aun así, vendió millones, lo cual valida este modelo de negocio abusivo.
Nintendo vendió 3.5 millones de consolas en solo 4 días, enviando un mensaje claro: sus políticas funcionan, y pueden seguir imponiéndolas sin consecuencias. El problema es que esto abre la puerta para que otras compañías imiten su ejemplo.
Xbox también sube los precios

Microsoft no tardó en reaccionar. Juegos como Doom: The Dark Ages alcanzaron los 2,000 pesos mexicanos (unos 100 dólares), y The Outer Worlds 2 será el primero en adoptar oficialmente el nuevo estándar de 80 dólares. Incluso las consolas Xbox Series X y S aumentaron su precio.
La excusa oficial fue “la difícil situación económica internacional”, pero en el fondo se trata de empujar a los jugadores hacia Game Pass, su servicio de suscripción. Actualmente supera los 35 millones de suscriptores, pero Microsoft busca llegar a los 100 millones para hacerlo rentable.
Los juegos físicos ahora son sólo un código de descarga

Otra tendencia preocupante es que tanto Nintendo como Xbox están eliminando los cartuchos y discos en sus ediciones físicas, reemplazándolos por códigos de descarga. Esto elimina el mercado de segunda mano y otorga control total a las compañías sobre el software.
En el caso de Nintendo, incluso las licencias de uso son abusivas. En los términos del acuerdo de Switch 2, el usuario no es dueño de los juegos, sólo tiene un permiso revocable. Modificar la consola, instalar software no autorizado o usar hardware externo puede provocar el bloqueo total de la consola y la eliminación permanente de la cuenta.
“Nintendo le otorga una licencia no exclusiva y revocable para usar el Software únicamente en la Consola para su uso personal y no comercial. Para mayor claridad, el Software se le otorga bajo licencia, no se le vende, y usted no puede hacer uso del Software excepto según lo autorizado expresamente por este Acuerdo. Sin limitación, usted acepta que no puede publicar, copiar, modificar, realizar ingeniería inversa, arrendar, alquilar, descompilar, desensamblar, distribuir, ofrecer a la venta o crear trabajos derivados de cualquier parte del Software; eludir, modificar, descifrar, anular, manipular o eludir de otro modo cualquiera de las funciones o protecciones de la Consola o el Software, incluso mediante el uso de cualquier hardware o software que haga que la Consola o el Software funcione con cualquier software o hardware no autorizado, ilegal o pirateado. Usted se compromete a no acceder ni utilizar la Consola o el Software de forma no autorizada o ilegal, ni a acceder a las consolas, dispositivos, cuentas o datos de otras personas (incluida Nintendo) sin su consentimiento (o el nuestro). Usted reconoce que, si no cumple con las restricciones anteriores, Nintendo puede inutilizar la Consola y/o el Software de forma permanente, en su totalidad o en parte”.
El caso del cartucho MIG Fash: baneos y consolas inutilizadas

Ya se reportaron bloqueos tras el uso de MIG Fash, un cartucho que permite instalar juegos de Switch 1 en la nueva consola. El creador recomendó usarlo sólo en modo avión y únicamente como respaldo, aunque incluso eso viola los términos de uso de Nintendo.
Preservar juegos antiguos o reutilizar tu propia biblioteca está prohibido. El nuevo modelo de negocio se basa únicamente en el consumo inmediato, sin derecho a conservar, reparar o revender lo que compras.
Consumismo disfrazado de estatus social
Muchos justifican los altos precios con el argumento de “apoyar a los desarrolladores” o por el simple hecho de poder pagarlos. Pero en realidad, gran parte de quienes adquieren una consola o juego de lanzamiento lo hacen a crédito, en pagos de hasta 24 meses.
Lo más preocupante es cómo algunos medios de comunicación y fanboys fomentan este tipo de consumo irresponsable, actuando como cómplices de estas prácticas empresariales.
Nintendo impone precios y normas sin oposición
Hace poco, el creador de Borderlands 4 intentó justificar su precio de 80 dólares diciendo que los verdaderos fans encontrarían la forma de pagarlo. La reacción fue tan negativa que obligó a la distribuidora a bajarlo a 70 dólares. Pero Nintendo cobra 90 dólares por sus exclusivos y nadie dice nada.
Además, implementa políticas anti-consumidor, ofrece hardware limitado, impone un botón inútil en el control que activa un servicio de voz mediocre con costo adicional, y aún así sigue siendo celebrado por millones.
La nostalgia como anzuelo

Uno de los grandes atractivos de la Switch 2 fue la promesa de acceso a la consola virtual de GameCube. Pero hay un problema: solo hay tres juegos disponibles, y solo funcionan en Switch 2, a pesar de estar bajo el mismo servicio online que la Switch 1.
Para acceder a ellos necesitas Switch Online, con una suscripción obligatoria. Esto demuestra que Nintendo no apuesta por preservar juegos, sino por rentabilizar cada centímetro de nostalgia.
Un hardware inferior para justificar futuras revisiones
La Switch 2 ni siquiera incluye pantalla OLED ni solución al problema del drift en los sticks de los Joy-Con. La batería apenas supera las dos horas de uso. Estas limitaciones son deliberadas. Nintendo sabe que más adelante podrá lanzar versiones mejoradas, tal como hizo con la Switch OLED y sus antiguas portátiles 3DS.
Las excusas ya están listas: eligieron LCD por su calidad con HDR, y supuestamente rediseñaron los Joy-Con para evitar el drift. Pero en menos de dos semanas ya hay reportes de fallos.
Un modelo de negocio basado en el control total
Nintendo y otras empresas están adoptando un modelo rentista y perecedero. Pagas por un producto que no puedes revender, conservar ni reparar. Todo está ligado a una cuenta, a una licencia, y al permiso revocable de la compañía.
Estás obligado a seguir consumiendo, sin posibilidad de ejercer tus derechos como consumidor. Y lo peor: muchos lo aceptan.
El proteccionismo japonés que perjudica a Latinoamérica

La Switch 2 cuesta 45,000 yenes en Japón (unos 300 dólares), un precio ajustado a su economía. Japón es el mercado más fiel de Nintendo, y mantener un precio bajo allí asegura buenas ventas.
Pero para compensar esa rebaja, Nintendo impone precios abusivos en otros países. En Latinoamérica, el pack de Switch 2 cuesta 500 dólares, mientras que los juegos alcanzan los 90. Además, no hay distribución oficial en países como Venezuela, Argentina, Cuba, El Salvador o Panamá.
No se debe tolerar por ser Nintendo
El modelo agresivo de Nintendo ya está teniendo consecuencias. No se trata de nostalgia, ni de “juegos mágicos”, sino de un negocio que pone los intereses de la empresa por encima de sus usuarios.
Nintendo ya no es la compañía que alguna vez se preocupó por la calidad y el trato justo. Hoy está dirigida por empresarios que ven al jugador como un simple número en sus estadísticas de ingresos. Si no se pone un alto, este modelo será la norma en toda la industria.