Primera parte de un creepypasta original de Player Reset
Entre el encierro de la penumbra un jugador se sentía desahuciado, sus manos tullidas, su mirada absorta con ojos secos y enrojecidos. Los destellos fugaces del televisor tragándose lo poco que quedaba de su existencia. Sangre en la pantalla entornaron su piel y las paredes de la habitación en un resplandor carmesí. —¡Te dije que dejarás de jugar videojuegos a tan altas horas de la noche! —le gritó su madre, pero él era reacio, ni siquiera la volteó a ver, estaba picado por el jefe final, empecinado a vencerlo a cualquier coste, aunque fuese lo último que hiciera, sabiendo que sólo le quedaban 4 horas de sueño porque tendría que ir al colegio desde muy temprano.
—¡Ya voy mamá! Sólo paso este nivel y me duermo.
Pero no podía, seguía enclaustrado en su pequeño espacio junto a la Coca-Cola y los cheetos, enmugreciendo el control, dejándole ese olor fétido de semanas y meses de no limpiarlo. Sus dedos amarillentos, el pelo grasoso de tanto rascarse la cabeza y arrancárselos junto a unas cuantas maldiciones cada vez que lo mataban.
La luz del monitor se hizo tenue y a través de su ventana divisó el resplandor del alba. Otro día que no que no durmió por estar en esos malditos “jueguitos” —como les dice su madre.
Dormía en el autobús rumbo al colegio y ni aun así pudo recuperar fuerzas, seguía exánime. No le importó perder clases con tal de seguir durmiendo, en sueños ideaba una estrategia de cómo acabar con el jefe final, junto a las voces burlonas de sus amigos que le decían: —Nunca vas a poder matar a ese jefe, sólo han sido 10 los jugadores que han pasado el juego más difícil del mundo.
Volvió a su cuarto decidido, con el plan que tenía en mente. Tomó el control del protagonista recorriendo los pasillos del calabozo; izquierda, zombie, disparo de escopeta en la cabeza, derecha, licántropo, recargo y disparo, si me muerde, me curo. El jefe esperaba la amplia cámara de claustro junto a todas las municiones, recurrió a la misma estrategia de siempre: disparo, retrocedo y cargo, disparo, retrocedo y cargo. Pero injustificadamente el jefe arremetió un gran zarpazo que lo dejó con un cuarto de vida y con ello le hizo perder todos los botiquines y municiones. Corrió a recogerlos, el jefe invocó esbirros, débiles pero rápidos y eficaces como para devorarle lo poco que le quedaba de vida.
—¡Malditos esbirros de mierda! —Bufó con tanta fuerza que le resaltó la yogular y la venas laterales de la cabeza y salpicó el televisor de baba.
Buscó trucos, vio gameplays, nada funcionaba. Pero encontró una página que le garantizaba acabar con el jefe final y posicionarlo entre los 10 jugadores en el mundo que lograron acabar el juego.
No dudó en dar click al enlace…
La página tenía un fondo negro y sólo una leyenda con letras en rojo
SI REALMENTE DESEA ACCEDER AL SITIO NO HABRÁ MARCHA ATRÁS ¿DESEA CONTINUAR?
SI NO
El chico dio click en SI y los secretos se mostraron ante sus ojos